1888. BAILES Y DISFRACES
Por: Moisés Pineda Salazar - Colaborador- Muchas gracias por la invitación a este Taller sobre los Disfraces en el Carnaval en Barranquilla, el cual
quiero abordar de la manera más objetiva posible echando mano de los recursos que brinda la documentación de eventos sucedidos en el año de
1888, en medio de una coyuntura económica de “entreguerras”, de inestabilidad política y de transición institucional muy parecida a la actual. En esta decisión subyace la tesis de que “el Carnaval en Barranquilla- como toda fiesta de Ciudad- es un reflejo del
complejo urbano” Tradicionalmente, se ha dado por cierto que el Carnaval de Barranquilla, “como todos los carnavales del mundo”, está conformado por un conjunto de elementos esenciales: - Carros alegóricos, - Reinas y reyes temporeros,- Disfraces individuales y colectivos, - Comparsas, - Danzas tradicionales y – Bailes de máscaras. En documento busco presentar evidencias que controvierten ese
aserto y que muestran que son los disfraces y los bailes de máscaras los elementos esenciales, sin los cuales no puede haber carnaval alguno. Delimito el tema afirmando que los vestidos para bailar danzas tradicionales como la cumbia, la de los pájaros, las de indios, las de negros de turbante, las danzas de
negros y las demás que conforman el material identificado como patrimonial y especialmente protegido por la UNESCO, no son disfraces. Son vestidos para la danza o vestidos de baile tradicional. Sin pretender entrar a hacer clasificaciones, taxonomías, enumeraciones y demás formas que impone el rigor científico para diferenciar unas cosas de otras, tomo la licencia de mostrar varios ejemplos de disfraces clásicos de época, disfraces tradicionales “para gente fallenque” como el monocuco,
enmascarados, embarradores y de animales que, al estar por fuera del Cuerpo, la Parafernalia, la Planimetría y las Rutinas Coreográficas de las Danzas tradicionales, mutan en disfraces; algunos de los cuales revelan intenciones políticas. Otros se organizan colectivamente en comparsas con intenciones espectaculares. A partir de las evidencias que se encuentran en el material puesto en consideración,
publicado en las ediciones de la temporada carnavalera de 1888 por el Semanario “El Promotor”, es posible afirmar que hay mutuas
interdependencias entre el Disfraz y la Mascarada. El Disfraz tiene su matriz en la fiesta de máscaras que, en el tiempo, ha buscado en la ciudad espacios para nutrirse y manifestarse. Algunas veces, el
espacio público le ha brindado en las calles, plazas, plazoletas y parques, un lugar privilegiado. En otras, la mascarada, ha buscado y
encontrado su lugar en las Casas de Residencia, en los Salones Públicos, de Eventos o de los Clubes Sociales; en las Casetas y en las Tiendas Barriales. Estas relaciones son tan imbricadas que es posible
afirmar que: al desaparecer el baile de mascarada en las casas de vivienda, en las casetas y en los salones, el disfraz languidece y muere como un pez fuera del agua. Privado de su finalidad dentro del tejido social, para no perecer, los disfrazados mutan a la condición de actores que, caracterizados, “se muestran en un desfile o sobre una tarima” en el espacio público. Sin mayores comentarios, veamos el material documental
referenciado anteriormente. EL CARNAVAL1 “Desde el 20, día de San Sebastián, se divierten en esta ciudad con disfraces todas las noches y domingos. Ciertas comparsas han sido ocurrentes con representaciones graciosas y oportunas. Pero no han faltado, quienes valiéndose de las caretas representen escenas censurables fastidiándose algunas familias. Esto es incivil y puede ocasionar
disgustos. Nada más insoportable que un disfrazado que abuse con su careta”. EL CARNAVAL. 2 La semana que hoy termina ha sido destinada a la celebración del carnaval, que de tiempos atrás es, puede decirse, la gran fiesta de esta ciudad. En estos días cada cual toma su parte para festejarlo: ese se siente complacido de que sus amigos le invadan su casa, para brindarles una copa del mejor jerez ó un vaso
de exquisita Lager Beer; aquel con un sombrero de trenza y con la cara parecida a la de un habitante del interior del África, acude a atacar un baile en donde amenizar las contrariedades del trabajo cotidiano; aquí se presentan los Indios, allá los negros, más allá un grupo de danzas obstruyen la calle al son del tambor o de la gaita; todo en conjunto hace de la ciudad una especie de Babilonia en que el inglés,
como el alemán, el francés como el yankee, el rico como el pobre todos confundidos, concurren con una cordialidad poco común, no solo a dar a la fiesta grata animación, sino a demostrarnos a la vista del transeúnte como un pueblo civilizado que sabe comportarse en los momentos de goce. Desde el sábado a medio día empezó a sentirse el deseo de abandonar el trabajo para entregarse a la fiesta y un paseo de
estimables caballeros que componían la junta directiva empezó a anunciar las vísperas de la ya tradicional celebración que normalmente se hace en esta tierra simpática.3 Por la tarde varios jóvenes
dieron un baile de máscaras en la casa del Señor Jorge Cholets, simpático hijo adoptivo de esta población, quien con su estimable señora y toda su
familia llenaron de atenciones, con su acostumbrada fineza, a todos los que concurrieron a su casa. El domingo, lunes y martes han sido días
de plena parranda. Acabó la seriedad de unos, el mal humor de otros y la etiqueta para todos; la absoluta confianza entre todos es gran distintivo del Carnaval de Barranquilla. Se rompen los fuegos y no queda una cara que no esté pintada; se dispone de la casa del amigo y allí se baila y no hay quien se oponga. La sociedad que llaman de primera, pasó el primer día en la casa de la Señora Ana R de
Salzedo, el 2° en la casa del señor Eduardo Gerlein y el 3° en la del Señor Pedro Noguera; sería llenar las columnas de este periódico si fuéramos a describir una por una las atenciones de estas tres familias; puede decirse que se ha habido competencia en finura en todas tres casas se bailó hasta las 5 de la tarde,
hora en que cada cual iba a descansar un rato para emprender la parranda nocturna, pues a las ocho p.m. empiezan los salones; allí las máscaras lo vuelven a uno loco y es aquello una confusión de gritos, campanas, cantos, tambores etc. Allí pasa un habitante del Celeste Imperio, allá un negro, más allá van
infinidad de loros, por acá aldeanos que unidos corren, lo toman a uno y se divierten en ocultar el nombre de la amiga que va debajo de la careta. Todos los bailes han quedado espléndidos, pero notamos una nueva costumbre que no debemos ocultar es muy desagradable: todas las señoritas van
con sus programas en que tienen anotado la 1ª pieza con fulanito para todos los salones, la 2ª con zutanito etc. Preguntamos: un extranjero que venga a pasar estos días para divertirse ¿con quién bailará? ¡Oh! Esto no es corriente; pero no es eso solo: la detestable costumbre ha llevado al extremo
de que hay ya caballeros (y no son pocos) que invitan a tal señorita para tal pieza con compromiso para todos los bailes en que se puedan encontrar. Veamos caballeros y señoritas, hay necesidad de corregir
este mal, antes que se haga cómico, para que el Carnaval de Barranquilla no tenga ningún pero. Pasemos a los otros bailes. Los bailes que han tenido lugar en el “Salón Fraternidad” han quedado muy lucidos, allí mucha animación y reinó también la mayor armonía. En estos bailes hay casi siempre
mayor número de disfraces, y es de notarse el gusto con que se arreglan las señoritas que
concurren; pero este año han faltado aquellos grupos de indios y otros que daban mayor animación, en años anteriores, con los chistes y
chansonetas propias de todos los disfraces4. Mucho ayuda el orden que ha habido, debido en su mayor parte a la cultura de los jóvenes que han
asistido y a la derrota completa en la que ha salido Baco de esos bailes. Hay que ver como se da en tierra con el tal barato, pues ya sucede que las señoritas bailan cada pieza con cuatro y con cinco jóvenes, cosa que naturalmente es poco agradable a ellas. Si sobre los bailes de esta salón, podemos decir que trata de conservarse, mejorándola, la tradicional costumbre de bailar en esa fiesta, sensible es
ver la decadencia en el salón del pueblo, de ese pueblo que recoge la última gota de su sudor al ponerse el sol de las vísperas, para recibir su salario e invertirlo al día siguiente en sus goces. Este salón no ha sido este año ni la sombra de lo que era en años anteriores. De desearse sería que se tomara interés
siempre en que el pueblo encontrara un lugar donde poder divertirse bien, contando allí con decencia apetecible Esto es lo que deseamos y ojalá que el próximo año no suceda en ese sentido lo que en este.
ALGO MÁS SOBRE EL CARNAVAL DE 1888. 5 El sábado 18 del mes en curso el extranjero que por primera vez hubiera llegado á esta ciudad,
seguro estamos de que se habría sentido poseído de justa admiración, al ver el bullicio y la animación que en ella reinaban. Pero su admiración habría
cesado al saber que era víspera de carnaval, de la gran fiesta de este pueblo, que se entrega a ella con
toda su expansión y sin rodeos. El Camellón a las 7. P. M de aquel día presentaba el más animado espectáculo. La Admirable Banda de Baranoa dirigida por el Sr. Villa obsequiándonos el oído con magníficos walts, brillantes polkas y cadenciosas danzas;
muchas señoritas arrojando á la cabeza de los espectadores profusión de diminutos papelitos; allí un mono haciendo mi graciosas contorsiones y más lejos un enjambre de enmascarados gritando, gesticulando, corriendo, todos aturdiéndolo a uno con mil preguntas á las que ellos mismos por fortuna
daban respuestas. El cuadro era animado, pintoresco, y el espectáculo duró hasta las nueve a.m. hora en la que la mayoría de los concurrente se retiró, los unos al baile de trajes que los jóvenes de 15 y 16 años daban en casa de Don Jorge Cholet y los otros a casa del Sr. Don Manuel Insignares S, que esa noche
obsequió a la juventud con un magnífico baile. Del primero hemos oído que quedó muy bueno y así tenía que ser, siendo en casa del Sr. Cholet y del segundo podemos decir que las horas que allí pasamos fueron de verdadero solaz y que al retirarnos a nuestras casas llevamos en el alma muy hondas y gratas
impresiones por la amabilidad de la familia Insignares. El sol del domingo 12, al aparecer en el oriente, brillante y esplendoroso, no alumbró como en pasados años un cuadro espantoso, el aspecto que presenta un campo de batalla después del combate, y lo que es aún más después de un combate entre
colombianos, no, aquel sol bello, más bello que el de “Marengo y Austerlitz” alumbró un cuadro admirable por lo hermoso, formado por los
habitantes todos de esta localidad que unidos en fraternal abrazo se entregaban por completo al goce y al placer. Desde las 5 A. M pululaban las partidas de
negros, indios goajiros, comanches y apaches, perros, tigres monos & todos alegres, todos bulliciosos y lo que es aún más grato, todos tolerantes. A las 8 A. M la juventud que forma nuestra hight life con la banda que dirige el Sr. Juan Maldonado, se lanzó también a la calle y comenzó la sesión pintura. Era de verse el espectáculo que ofrecían los hombres más serios de esta ciudad completamente pintados de verde, azul y colorado.
Aquello fue un verdadero furor, verdadera fiebre de entusiasmo en que tomaron parte los Sres. Vengoechea, Rodríguez, Echeverría, Vives, Sojo, Insignares, Carbonell, Espriella,
Castro, Salzedo y en fin toda la gente respetable que estuvo en esa mañana loca de entusiasmo y de alegría. Durante el medio día tuvo lugar un famoso baile en casa de la Sra. Dña. Ana Ramón de Salzedo, y en obsequio de él tan solo nos permitimos decir que la familia Salzedo estuvo a la altura de su reputación de culta y educada y que allí estuvimos abrumados bajo el peso de la amabilidad de tan
apreciable y distinguida familia. Por la noche en el admirable Salón hecho al efecto por el contratista Don Ramón D Pereira, gran baile, al que no trataremos de describir porque sería empresa demasiado ardua y del que solo diremos cuatro palabras. El aspecto del Salón momentos antes de comenzar el baile era verdaderamente encantador. Aquí una partida de señoritas admirablemente disfrazadas de
papagayos que gritaban, reían, y hablaban como verdaderas cotorras de mil cosas á la vez; allá un grupo de trivelinas, disfraz muy parecido al de estudiantes de Salamanca; y más allá un grupo de damas de la época de Carlomagno; y para que nada faltara a aquel animado cuadro había elegantes damas vestidas ricamente de baile, chinos, japoneses, gran número de dominó y muchos caballeros vestidos
con tétrico frac, como para servir de sombra al cuadro. Hubo también en aquel baile dos señoritas de noche, disfraz que nos hizo admirar un fenómeno: ¡las señoritas estaban tan bellas que nos parecían noches con sol! En fin el baile del domingo fue bellísimo y allí nos sentimos transportados a las rejiones encantadoras de lo ideal, nos sentimos apartados por seis horas del materialismo de la tierra,
pues el placer tomando por asalto nuestra alma, arrojó de ella toda sombra de dolor, de pena y de disgusto. ¡Felices los que conservan en su pecho las ilusiones que en él brotaron en aquella noche! El lunes 13 comenzó si es posible con mayor entusiasmo. Desde las 6 AM salió la juventud a pintar, entretenimiento que duró hasta las ocho, hora en que se dirigieron á casa del Sr. Don José Ma de
Castro Rada que los obsequió con Cocktailes y Sanwiches; reina allí como en todas partes la cordialidad más completa y la alegría más espontánea. A la una de la tarde la sociedad se dio cita en la
casa de Don Eduardo Gerlein que en unión de su distinguida familia obsequió espléndidamente y colmó de atenciones a los que tuvieron la fortuna de asistir a su casa. También se bailó ese día en
casa de la Sra Dña Rita B de Polanco y sabemos, que las horas que pasaron allí algunos afortunados fueron verdaderamente deliciosas. Por la noche baile otra vez, y otra vez convertido el Salón en magnífico edén poblado de encantadoras hadas que repartían por
doquiera la dicha y el placer. Este baile quedó más animado que el anterior y nos pareció digno de encomio el disfraz que llevaron
muchas damas de Florentinas de la época del Renacimiento y el de “Aldeanas Búlgaras”. En aquella noche tuvimos la prueba más elocuente de que el entusiasmo por el carnaval enloquece a la mayoría de los habitantes de esta Ciudad. En una partida de negros africanos que esa noche asistió al baile, entre otros caballeros hijos del país, esta Otto Flor un hijo de la flemática Alemania, con su rostro teñido de negro humo, sus pantalones y su chamarra de tela blanca común y su grotesco sombrero de
paja ordinaria. ¡Digno era de ver aquel negro de ojos azules y cabellos rubios! A la una A. M del martes todo había terminado. El salón momentos antes lleno de bulliciosas y alegres máscaras que poblaban el aire con sus gritos de alegría y sus francas carcajadas; aquel salón que momentos antes presentaba un aspecto bello y tan animado, tan lleno de luz y colorido, se vio de pronto solo, triste, sumido en
incompleta oscuridad, pues hasta las lámparas parecían fatigas y las luces extínganse poco a poco. ¡Así está todo el mundo, sujeto a la ley inexorable de las compensaciones, el tedio sucediendo a la alegría, como a la algazara de la vida sucede el mutismo imponente de las tumbas! Nosotros también nos
retiramos fatigado el cuerpo, sin una ilusión en el alma, sin una esperanza en el corazón y lo que aún es más, sin un recuerdo en el pensamiento. CEDA. Concluirá. ALGO MAS SOBRE CARNAVAL6 El Carnaval como todo tiene su término, muere a impulsos de los golpes que le asesta el tiempo, con la
diferencia única, que muere con más fuerza que aquella con que nace, lanzando al espirar, no débiles quejidos, sino gritos de tempestad. Es como un remedo de esos volcanes cuya mayor erupción es la última con la que inundan de lava los campos y cubren de cenizas las ciudades. “Aprovechemos el tiempo que es el último día” decían todos el martes de Carnaval y a fe que cumplieron su propósito,
pues la mañana de aquel día fue verdaderamente borrascosa. La juventud no anduvo unida como los otros días, sino que se dividió en partidas numerosas, que con bandas de música a la cabeza, recorrieron las calles entrando de casa en casa y formando bailes, como en casa de don Diego J De Castro, donde
se bailó hasta las 13 del día, hora en que los que pudieron hacerlo, desfilaron con rumbo a su casa, a prepararse para el baile del medio día de la tarde,
al cual asistimos y del que brevemente nos ocuparemos. Basta decir para que se comprenda que aquel baile fue esplendido que tuvo lugar en casa de don Pedro Noguera, quien lo mismo que su digna familia se esmeró en atender de la manera más fina á los que asistieron á su casa. Se puede decir que de ella, la sociedad se dirigió al Salón, pues entre uno y otro baile no hubo sino el intervalo necesario para cambiarse de trajes. Desde las ocho pm, estaba lleno aquel Salón, que como las noches anteriores, ofreció un animado e interesantcuadro, más o
menos igual a los que hemos tratado de describir, por lo cual solo diremos, que hubo varios elegantes disfraces como el de Piorrett, tomado de una ópera cómica francesa y el de músicos ambulantes; muchos ricos trajes de bailes y algunos dominó. A las 12 m terminó este baile. Ahora nos ocuparemos de los llamados de prórroga. El primero de ellos tuvo lugar el jueves 16 como estaba anunciado y de él
solo diremos que estuvo animado, aunque algunas damas a él invitadas tuvieron a bien… no asistir. Ocuparon su lugar caballeros con trajes femeniles: ¡a falta de pan, buenas son tortas! El segundo baile de prórrogas que tuvo lugar el sábado 18 nada dejó que desear. Entre los disfraces de esa noche recordamos el de damas búlgaras, muy chic; el de jardineras que no nos pareció bien elegido por las
damas que lo llevaron, pues nunca hemos visto flores vendiendo flores; el de ciervos, que juzgamos elegante, aunque nos sorprendió que los mismos ciervos llevaran las trompetas de caza; y el de cazadores que llevaron algunos caballeros, habiendo tenido el raro gusto de llevar consigo un perro, lo que creemos no de muy buen tono. A propósito de perros debemos decir que es detestable la costumbre
que tienen algunas familias de llevarlos a los bailes. Volviendo al del 18, diremos que á diferencia del anterior, estuvo verdaderamente animado, pues hasta el haberse prendido un poco de keroseno á consecuencia de haberse roto una lámpara, contribuyó á comunicar mucha animación, porque después de la alarma que difundió este accidente, quedaron los comentarios y las relaciones que de sus proezas
en el incendio, hicieron algunos bravos. Desde el día 23 debió tener lugar el último de los bailes de prórroga, pero acontecimientos desgraciados, que han conmovido a esta sociedad, lo vinieron transfiriendo hasta el 29 del pasado mes, que fue cuando se llevó a cabo. Aunque la concurrencia no
fue tan numerosa como en las otras ocasiones, este baile creemos que es lo que más lúcido ha quedado, pues aunque falto allí la animada algarabía de las máscaras, hubo en cambio esa
seriedad de buen tono, característica de los bailes de rigurosa etiqueta. Así fue en efecto el baile de que nos ocupamos, pues
las damas que á él concurrieron, compitieron en lujo, en riqueza y elegancia; y los caballeros, todos, vistieron frac, y calzaron guante blanco. Se nos olvidaba decir que este baile fue el llamado de piñata, la que rompieron algunos caballeros a las doce de la noche, sin que se designara á los que debían dar el baile que aquí es de estilo después del Carnaval y que todos esperábamos. Con
este baile ha terminado el carnaval…. Pero no, decimos mal, el carnaval no ha terminado, pues el mundo no es otra cosa que un perpetuo carnestolendas, donde cada cual se presenta con la máscara que mejor le sienta. CEDA Marzo de 1888. Y, aunque nos resulte difícil de creer, este último Baile de Mascarada en el Carnaval de Barranquilla del Siglo XIX y hasta 1936- por lo menos-, se celebraba- usualmente- el Sábado de
Gloria, luego de la Vigilia Pascual. Porque, al igual que El Resucitado, el Carnaval no muere el Martes de Carnaval, sino que durante la Cuaresma entra en reposo para, el Domingo de Resurrección, levantarse y seguir viviendo. El Carnaval es un ritual de Vida.
CONCLUSIÓN: Si el disfraz muere, será porque ha muerto el Baile de Mascaradas; si ambos son esenciales en el Carnaval, entonces el Carnaval está muriendo para convertirse en otra cosa. Será una pasarela, un espectáculo, un concurso
para disputar un premio; una función teatral para divertir a los espectadores, para ser visto, para educar/ denunciar, no
para ser vivido. El valor catártico del disfraz y la función de cohesión social del baile de máscaras, están pasando a ser patrimonio de La Noche de Halloween. Barranquilla, Octubre de 2023.
1 EL PROMOTOR. Edición del
11 de Febrero de 1888. Barranquilla. Pág.2. Se reproducen la ortografía y del
texto original.
2 EL PROMOTOR. Edición del
18 de Febrero de 1888. Barranquilla. Pág.2. Se reproducen la ortografía y del
texto original.
3 Bastardilla, negrillas y
subraya, por fuera del texto original.
4 IBIDEM
5 EL PROMOTOR. Edición del
25 de Febrero de 1888. Barranquilla. Pág.3. Se reproducen la ortografía del
texto original.
6 EL PROMOTOR. Edición del
10 de Marzo de 1888. Barranquilla. Pág.3. Se reproducen la ortografía del texto
original
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