Rafael Enrique Olivo Mosquera, un defensor de la cultura afrocolombiana
La danza Son de Negro Congolés es un tesoro cultural que refleja la rica herencia de las comunidades afrodescendientes en
Colombia. Esta danza, originaria de las antiguas tribus guerreras del Congo, se ha
convertido en una expresión vibrante de la identidad cultural afrocolombiana,
especialmente en la región del Canal
del Dique y el Bajo Magdalena.
La danza se caracteriza por sus movimientos enérgicos y fuertes, que representan la
herencia guerrera de sus orígenes. Las figuras que se forman durante la danza, como círculos y trenzas entrelazadas, simbolizan la unidad y la comunidad. Los danzantes se visten con camisas de colores vivos y pantalones que contrastan con el torso semidesnudo, resaltando su conexión con la tierra y su cultura.
La música que acompaña la danza es igualmente rica y variada, con
instrumentos como el tambor alegre, guacharaca, y maracas que crean un ambiente
vibrante que invita a la participación.
La danza Son de Negro Congolés no solo es una expresión artística, sino que también tiene un profundo significado ritual. Se utiliza para celebrar eventos importantes y para mantener
vivas las tradiciones de las comunidades afrocolombianas. Las festividades en las que se presenta, como la Fiesta de la Independencia y la Natividad del Niño Dios, son momentos de reafirmación cultural y social.
Rafael Enrique Olivo Mosquera de Santa Lucía, Atlántico, es un ejemplo de la dedicación y el compromiso con la preservación de
la cultura afrocolombiana. Como gestor cultural y músico profesional egresado de la Escuela Distrital de Arte en Percusión,
Rafael ha dedicado su vida a la música y a la promoción de
las tradiciones de su comunidad.
Su trayectoria musical es amplia y diversa, habiendo trabajado con orquestas como la Orquesta de Pacho Galán, Los Atrevidos,
Orquesta Los Hermanos Martelo, Adolfo Echeverría y la Orquesta de Cocho Pérez. También posee una certificación del SENA en
instrumento de música tradicional y es un artesano certificado por
Artesanía del Atlántico.
Rafael es un defensor activo de la cultura afrocolombiana, participando ininterrumpidamente con el disfraz El Esclavo desde 1994. Además, es entrenador físico en clases funcionales y grupales en diferentes parques de Barranquilla, y ha producido más de cuatro producciones musicales y grabado más de 15 videos musicales.
Su compromiso con la cultura afrocolombiana se extiende a su fundación Son de Negros de Corazón y su participación en Soy-Cultura. Rafael ha tenido la oportunidad de viajar con el
Sexteto Son de Negros a Cantabria, Santander,
España, llevando la música y la cultura de su comunidad a un escenario
internacional.
La historia de Rafael Enrique Olivo Mosquera se entrelaza con la tradición de la danza Son de Negro Congolés, demostrando la importancia de la preservación y la promoción de las culturas afrodescendientes. Su dedicación a la música y a la cultura de su comunidad es un
ejemplo inspirador para todos aquellos que
buscan mantener vivas las tradiciones y la identidad de su herencia.
PERFIL
DE LA DANZA.
Según el investigador Manuel Antonio Pérez Herrera quien presentó un proyecto de tesis, La
danza Son de Negros se origina en los asentamientos de las comunidades negras en la rivera del canal del dique, viniendodesde Cartagena
hacia Calamar Bolívar y se expande por el río magdalena, abarcando todas las
poblaciones ubicadas a orillas de ciénagas y extendiéndose por toda la
depresión Momposina.
El Son
de Negro en su percutir rítmico sobre el tambó recibe variaciones de golpes y
su música es alterada con versos satíricos y burlescos, elaborado libremente.
Los cantantes y coristas hacen pulsaciones de las palmas de las manos, data la historia que los pescadores de todas estas
regiones cantaban y acompañaban el ritmo con la cachiporra, canaletes, cachas de machetes en sus canoas, más tarde se le incluye la guacharaca de lata de corozo. Los pescadores bailaban y danzaban alrededor de una hoguera con los bailadores de Son de Negros, imitando los movimientos de los animales y utilizaban objetos vegetales del medio.
En época de carnaval los salones eran construidos de palitos, al frente del salón plantaban una barra santa que era utilizada en forma de castigo y exigían un rescate en forma de
especies, en la mayoría de las veces hacían bailar a la
reina y al rey del baile con ellos durante la noche.
Los
negros en épocas carnestolendas solían salir en los cuatro días de carnavales
por las calles cantando y bailando
por todas las casas en forma de
rebusque y haciendo gestos en sus
rostros.
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