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Roberto Núñez, Nora Carbonell y Lya Sierra. |
con nadie. El motivo del encuentro no tenía otra intención que integrarnos una tarde de un viernes cualquiera en esta ciudad, donde además reencontrarse con los amigos tiene que estar
enmarcado por unas frías, un turbo y tantos decibeles disonante a la salud auditiva de cada integrante porque adolecemos de puntos
convergentes donde uno pueda intercambiar ideas, experiencias y otra motivación. Así que la invitación era más que pertinente, por parte del anfitrión, Roberto Núñez, poeta miembro del grupo Tren de Luna. Llegué al edificio Palacio “San Simón” pasada las cinco de la tarde, el brillante gigante, despedía un día más. Por cierto, era 8 de marzo, celebración
del día internacional de la mujer. Subí por orden de alguien, que contesto el llamado del portero. El apartamento era 701. Al salir del ascensor no necesite buscar el número, pues las risotadas agradables de la poeta Lya Sierra me guiaron por el pasillo hasta encontrar la puerta donde estaban reunidos. El lugar no podía ser el mejor, un largo balcón con mirada al centro de la ciudad y más allá a lo lejos se alcanzaba distinguir los gigantescos moles de piedra que integran la bella sierra nevada. Sentados en sus
sillas estaba Núñez, el poeta del libro “Hubiera aquí una fuente”, la escritora Lya Sierra, la autora de la novela “Esa Gordita si Baila” y la refrescante personalidad de la poetisa Nora Carbonell, la del poemario, “Horas de Asedio”. Me senté y escuché de cada uno sus frases generosas de saludos por mi presencia. La primera impresión al escucharlos conectó mis sentidos a estampas del pasado y viajé un instante en la caracola del tiempo, cuando muy jóvenes nos tomamos por asalto las calles de los barrios:
La escritora, Lya Sierra, haciendo lectura de poemas del poeta, Octavio Paz...
Simón Bolívar y Costa Hermosas, eso, a finales de la década de los 80tas del siglo pasado, cuando un grupo de muchachos soñadores a ser escritores nos concitábamos en mi buhardilla, a leer remedos de poesía y a tirar líneas gruesas de escritores y pensadores de la historia. No se porque si fue por el temapedagógico que se tocaba de momento o si fue por un poema muy interesante que leyó Lya con motivo de la celebración de la mujer. Lo cierto es que hubo tiempo para desmenuzar la vida. Saltaron las evocaciones de gloriosas mujeres, que jugaron su papel frente a la sociedad. Algunas con toda razón,
otras por circunstancias y más por la misma injusticia en que ha sido sometida la femínea en el mundo. Desde se prenda del hogar, hasta llevar elrotulo de campeona en la fertilidad de la humanidad. De los bardos, pensadores y hasta los desalmados hubo espacio de admirar. La tarde se pasó entre deliciosas
picadas, brindis de vino mora, hasta tener todo el tiempo para fotografías y miradas a la hermosa panorámica del generoso piso que conecta a susresidentes con la inmensidad del espacio y las bellas panorámicas paisajísticas que se aprecian desde la altura en el mirador del poeta Roberto. Creo que tren de luna que es un grupo literario de más personas que se reunieron y de la cual hice parte, tienen tareas que cumplir en la ciudad desde sus acciones literarias. Una que conversamos
animadamente es la de ser participe en el carnaval desde la
literatura. Seria con guiones que
rescate personajes de obras literarias como los de Cien años de Soledad,
o cualquier otro autor, pero en sí el grupo esta llamado a pasar la cerca,
cruzar la raya de la lectura de textos narrativos y poéticos a personificar las
figuras de la literatura del caribe.
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Panorámica nocturna en casa del poeta Roberto Núñez |
conjugar el teatro, las letras, la pintura y las representaciones humanas desde el disfraz. Pero además tomarse los parques de la ciudad y protagonizar recitales, foros,
conversatorios y una serie de actividades que generen en la vida ciudadana una oferta diferente a la que nos han moldeado de pan circo y estadio.
Están llamados a jugar un papel
protagónico de la cultura hacia la sociedad. Un escritor es un elemento
reactivo en comunidad y por ahí se despierta la conciencia social. Ya es hora
del alto a la lo mismo. Fotos Roberto Núñez.
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