La danza no es un baile cualquiera, pues su manifestación, además de la expresión corporal, implica vestuario y coreografía, y es una forma de
comunicación entre las bellas artes. Este baile especial se puede interpretar de manera individual o colectiva en escenario de salón, académico, o callejero, popular, con movimientos estáticos o en
desplazamiento, como las dazas tradicionales del Carnaval de Barranquilla, que son símbolo de una combinación de cultura construida durante el tiempo en territorios definidos del litoral Caribe, pero concentrados en Barranquilla por el desarrollo económico de la ciudad. La composición de las danzas, ya como grupos folclóricos, que se presentan en el Carnaval vienen de generaciones ancestrales que se encontraron durante los tiempos de la llamada
Colonia que atrajo la invasión blanca española, la presencia esclavizada del negro africano y la existencia raizal amerindia, tres etnias que se manifiestan con aportes significativos, especialmente en la cumbiamba como comparsa, donde hay movimientos dancísticos europeos (como en los gestos
alegres), negros (como el arrastre de los pies) e indígenas (el uepiaje), igual en el vestuario: trajes europeos, sobrero indígena y aplicaciones negras. Semejantes aportes sincréticos se manifiestan en la música, la cumbia, que contiene percusión negra, flauta indígena y canto español.
El mestizaje es connatural en casi todos los grupos folclóricos, pero algunos muestran más esencia de una etnia que otra, como las danzas de congo y de mapalé.
Danza de Congo: proviene de los cabildos de negros que se hacían para las festividades de la virgen de la Candelaria en Cartagena, cuando a los
esclavos se les daba licencia por parte de los españoles para que bailaran y cantaran en advocación a la virgen, aunque ellos realmente estaban adorando a su deidad Oyá, espíritu de los vientos.
2.- Danzas de mapalé: Los grupos de danza de mapalé surgieron como muestra de las expresiones culturales y guerreras de las tribus africanas
traídas esclavizadas a la América durante la Colonia, y también se escenificaban durante las festividades de la virgen de la Candelaria. El
mapalé es un baile colectivo en pareja e individual, haciendo
dos filas, en permanente movimiento rápido hacia adelante o hacia atrás
simulando enfrentamiento y erotismo al ritmo de tambores, principalmente, y de
un canto repetitivo.
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