SUS OBRAS SERAN REFERENTES POR SIEMPRE EN LA HUMANIDAD
Durante 70 años Fernando Botero se sumergió en el arte y en él murió, siempre con pinceles
y martillos en sus manos para realizar un trabajo que le engrandecía el espíritu y le daba razón a su existencia. Hoy, a la edad de 91
años, se ha despedido de la tierra para entrar al espacio de lo insondable, y la inmortalidad.
Antioqueño de nacimiento /1932/, pronto se vio en el camino de las artes con total dedicación al trabajo creativo. A los 18 años marchó a Bogotá, donde expuso sus
primeros trabajos. La galería de Leo Matiz le sirvió para seguir mostrando su talento. Fue profesor de arte en la Universidad Nacional de Colombia, donde
también estuvieron Alejandro Obregón y Enrique Grau. Con el dinero de un primer premio viajó a España y vivió por algún tiempo en Barcelona y Madrid, donde siguió estudiando en una academia de arte. Después se fue a Italia y en la
Academia de San Marcos de Florencia se enamoró del arte del renacimiento italiano. En 1955 regresó a Colombia y se casó con Gloria Zea, para luego
establecerse en México. A su retorno al país fue nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de
Colombia y sus trabajos despertaron toda suerte de comentarios, la mayoría adversos. Finalmente se fue imponiendo su estilo hasta
convertirse en el artista más renombrado de Colombia. También vivió y expuso en Estados Unidos, pero buena parte de su vida
transcurrió en Italia, donde montó su estudio y se dedicó a pintar y esculpir figuras de
gran volumen, con las que conquistó el gusto de un gran público y de los críticos de arte del mundo. Su refugio artístico, amoroso y espiritual lo tuvo en Pietrasanta, un
hermoso poblado
italiano ubicado en la zona costera de Toscana. Ahí vivió junto a su tercera
esposa, la también artista Sophia Vari, de origen griego, quien donó una de sus
esculturas a Cartagena. Ella murió en mayo pasado, afectando al maestro en sus
fibras más íntimas.
Artista
universal.
El nombre de Botero está incluido en la lista de los artistas de mayor renombre mundial y muchas de sus obras se exhiben en sitios públicos de ciudades
importantes de varios continentes, entre ellas Cartagena de Indias. Su escultura La gorda, está expuesta en la
plaza de Santo Domingo del Centro Histórico y el objeto de admiración de nativos y turistas. Las obras de Botero
no solo tienen renombre en el ámbito de la cultura sino
en el mercado del arte. Suelen cotizarse en cifras millonarias
desde hace largo tiempo y tener una de ellas garantiza prestigio y un
apreciable capital. Fernando Botero hace parte ya de los inmortales del arte
universal. Texto y fotos tomado de Internet -
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