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Poeta Silvia Miranda |
La vida como el arco iris siempre te va dando
sus colores. Yo me degusto observando sus matices, es de lo más placentero
disfrutarlo. Así con esa adrenalina si cabe el término, disfrute la poesía de
la Silvia Patricia Miranda. Una Barranquillera,
de nacimiento o adopción lo mismo da. Ella una Magíster en Escritura y
Narración Creativa, Administradora de Empresas con Especialización en Logística
de Transporte de la Universidad del Norte
integrante de la Fundación de Escritores Meira Delmar y del Parlamento Internacional
de Escritores; Mediadora del Museo de Arte Moderno de Barranquilla y miembro
activo de Club de Literatura La Oca. La conocí en Cartagena, en un evento de lo
mejor que tiene la ciudad en materia literaria, el Parlamento Internacional de
Escritores de Cartagena, donde solo hace unos días realizó su XX Versión
dedicada con acierto a la LITERATURA COLONIAL.
Regresando el tiempo a través de la nostalgia
debo confesar que la poética de Silvia es de esas que atrapan a uno como el
cupido nos atrapa y no deja rendija para el escape, solo permite disfrutar de
su néctar, a modo igual sentí sus tenazas liricas y para entonces, para que huir,
si era tan agradable dejarme tomar por asalto mis oídos de su voz. De ella debo
contarles además que sus líneas han sido
publicadas en el poemario «De mi universo a tu espíritu», en la antología
poética «Cartas al adiós», «El Jardín del tiempo», y en el «Poemario Arte In
Memoriam». Ha participado en diversas
ferias del libro, así como en distintos festivales y encuentros de poesía de
orden nacional e internacional. Ha actuado como prologuista y colaboradora de
varias revistas culturales. Recientemente recibió una distinción por su trabajo
literario de parte de la Biblioteca Pública Julio Hoenigsberg y la Sociedad
Hermanos de la Caridad de Barranquilla.
Actualmente se encuentra estudiando Artes Plásticas en la EDA, y está a
la espera de la publicación de su segundo libro "El amor la poesía y otras
formas de protestas". Podría continuar caminando sobre sus huellas en la
vida literaria. Pero no, que sean ustedes mismo que hoy se den la oportunidad
de escucharla en el evento virtual de la
Revista María mulata a partir de la siete de la noche a través del Facebook de Santabárbara
editores, cuyo link es https://m.facebook.com/santabarbaraeditores. Allí está
invitada para que presente sus poemas acompañando a otro gran poeta como lo es el
poeta cienaguero Delfín Sierra, quien presenta su más reciente poemario “Mar de
Colores”. También leerá sus textos Luisa
Southard. Les dejo esta muestra de las líneas creativas de Silvia Patricia Miranda
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La poeta leyendo
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Hay una fuerte lluvia que no cesa en
mis ojos; se hizo tormenta y ha
extinguido mi sol; las astromelias guardadas en mis pupilas se han inundado.
También se han ahogado los pájaros de
papel / que cantaban en mis noches de silencio, / acompañados de esas
luciérnagas negras que pintaban la
ventana imaginaria de mi eterna juventud./ Y ese tímido gusano que se volvió
unicornio en noviembre,/después treinta y tres intentos por romper su hechizo,
/ llora aferrado a un destello de cordura para no sucumbir. / Hasta ese amigo
imaginario que me daba respiración boca
a boca cuando desvanecía de cansancio, / perece frío, / flotando en ese lugar
diminuto entre la pupila y el alma donde duele la vida y se suicidan las
lágrimas. / Y no sé qué hacer para traer de vuelva el verano a mis ojos, / ni
cómo pintar de arco iris este cielo
obscuro que se ha ensanchado contra mí.
OLORES INSOPORTABLES
En el desierto del decoro
entre rocas y cactus de prejuicios,
una víbora perpetua engulle mi vientre.
Alguien juzga mi aborto y mi parto,
la feliz ausencia de un marido, la cruz
que no visto,
el grito que hierve en mi boca indómita
calumniada por el tiempo;
pero el hedor del sufrimiento que mora en
mis entrañas,
ese, sigue siendo invisible.
Alguien como una pulga en mi pezón
inflama mi pecho:
por lo que supone, por lo que espera,
por el olor desigual de mis ideas,
por las tres mil violaciones
al código de sumisión de una
esclava.
Pero ese dios dentro de mí
observa mi esfuerzo,
profana mis ocultos precipicios
y exige la síntesis de mis defectos
para eximirme de culpa.
evoco la calma del barquero de
Siddhartha,
convierto al desierto en un río teñido
de sueños,
uno mi voz al clamor de las matronas,
y me hago caudal, me hago eco.
AHORA
Portadas de los libros publicados

Hace veinte cinco años dejé de hablar.
Un día cualquiera desperté y se había
ido la voz;
después se fueron las palabras, las
canciones, la risa.
Desaparecieron en un mal truco de la noche;
envueltas en un conjuro suicida
que se filtró por una ranura de mi
mente
para desvanecer de este rostro, la
vida.
Hace poco oí un murmullo en el cuarto.
Quizás hay mensajes que penan
detrás de esos cuadros de aparente
belleza
que cubren el vacío de la blanca pared;
susurros escondidos en pequeñas telarañas
colgadas en los rincones sin alma,
a la espera cruel de asesinar al
silencio.
El viejo closet, conmovido en llanto,
me ha regalado un papel;
y el mueble plagado de libros
prohibidos
de otra bruja antecesora,
me dio un lápiz rojo y un poema de
Verlaine.
Pero ¿quién me regalará otro pasado
para no escribir de monstruos?
Ahora que la arena del reloj se ha
hecho luz,
veo volar las palabras que jamás
volverán;
ahora el lápiz y el papel han tomado el
lugar de mi boca
y no se cansan de hablar con esa voz
que no muere,
con ese silencio transmutado en versos,
con esa risa, esos canticos, esa verdad
plasmada para siempre.
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